A menudo conocido como el cuarto servicio general, el aire comprimido es una de las fuerzas motrices de la vida moderna. Los compresores de aire son un componente fundamental en una amplia gama de industrias y servicios, entre los que se incluyen construcción, manufactura, industrial, automotriz, farmacéutica, alimentos y bebidas, agricultura y más. Personas en todo el mundo dependen del aire comprimido para el éxito de sus operaciones comerciales y para ayudar a completar las tareas de muchas formas inesperadas. Pero, ¿alguna vez se ha preguntado, ¿cómo llegó una máquina tan fundamental al lugar en el que se encuentra hoy?
El primer compresor de aire se remonta al origen de la humanidad: el pulmón humano. Dado que el cuerpo humano puede exhalar aire, las personas primitivas usaban su propio aliento para soplar sobre cenizas y crear fuego. Pero los pulmones sanos solamente pueden producir de .02 a .08 bar de presión de aire. A medida que la gente comenzó a fundir metales como el oro, el cobre y el estaño, se necesitaron temperaturas más altas y una fuente de aire más poderosa. Fue entonces cuando inició la evolución del compresor de aire, comenzando con el uso de viento y cerbatanas por los metalúrgicos egipcios y sumerios. A ello le siguió la invención del primer compresor mecánico, el fuelle manual, y luego el fuelle de pie más eficiente, en el año 1500 a. C. Este dispositivo, una bolsa flexible cuyo volumen podía modificarse por compresión o expansión, producía una ráfaga concentrada de aire ideal para lograr fuegos de mayor temperatura.
Avancemos hasta 1762 cuando John Smeaton, el primer ingeniero profesional, diseñó un cilindro de soplado impulsado por una rueda hidráulica que reemplazó lentamente el fuelle. Más tarde, en 1776, un inventor inglés llamado John Wilkinson introdujo una máquina de chorro de arena más eficiente capaz de producir alta presión de aire, misma que se convirtió en el prototipo temprano para todos los compresores mecánicos.
A lo largo de los años, estos prototipos mejoraron y evolucionaron y en 1829 se patentó el primer compresor de aire compuesto, un dispositivo que comprimía aire en cilindros sucesivos.
Una de las primeras aplicaciones de aire comprimido fue la excavación del túnel del monte Cenis en los Alpes suizos. El túnel comenzó con trabajadores perforando a mano, abriendo 9 pulgadas por día. Pero en 1862, cuatro años después de que comenzara el proyecto, se introdujo aire comprimido en los taladros de aire comprimido, y el proyecto se completó en solo 14 años, el doble de rápido de lo esperado.
Mientras tanto, se estaba produciendo la Segunda Revolución Industrial y Estados Unidos se estaba transformando. Impulsados por los avances en la producción de acero, productos químicos y electricidad, las fábricas comenzaron a tomar el control y las ciudades empezaron a crecer con la ayuda del aire comprimido. Los bienes de consumo e industriales que antes tenían que ser terminados a mano ahora utilizaban máquinas estacionarias en las fábricas y podían producirse en grandes cantidades.
Durante el cambio de siglo, se introdujeron los compresores portátiles sobre ruedas y, para 1910, la mayoría de las veces tenían un cilindro de compresión grande de una sola etapa impulsado horizontalmente por un motor de vapor o petróleo. El desarrollo de compresores portátiles fue rápidamente estimulado por la invención del taladro de aire liviano que ayudaría en el desarrollo de rascacielos urbanos y comunidades suburbanas. Con la ayuda del aire comprimido portátil, la Revolución Industrial vio la construcción de carreteras, los puentes y el desarrollo de ferrocarriles, abriendo nuevas oportunidades económicas para los agricultores, propietarios de fábricas y diversas empresas para expandir el potencial y la rentabilidad del mercado. Este período de prosperidad también estuvo colmado de inventores y fabricantes que buscaban formas de mejorar la vida diaria de las familias estadounidenses desarrollando y distribuyendo rápidamente electrodomésticos y dispositivos modernos, produciendo y embalando en masa alimentos procesados y mucho más, todo gracias a la ayuda del aire comprimido y herramientas neumáticas.
En 1933, se fabricó el primer compresor portátil enfriado por aire de dos etapas y, poco después, se establecieron los tamaños y clasificaciones estándar de suministro de aire libre real.
Más tarde, un profesor sueco llamado Alf Lysholm diseñó el primer compresor de doble tornillo mientras trabajaba en turbinas de vapor y gas. El compresor de tornillo se patentó en Suecia en 1935 y luego se abrió camino en todo el mundo, incluidas las Américas.
Y, a medida que continuaba el desarrollo global, la gente comenzó a conceptualizar más formas de utilizar esta tecnología, como la industria minera, especialmente en los Estados Unidos, donde el aire comprimido no solo accionaba barrenas, sino otras máquinas como las de transporte, bombeo y estampado.
Aunque podría decirse que fueron ineficientes y poco confiables hasta el siglo XX, los compresores de aire han resistido la prueba del tiempo y hoy son vitales para la productividad de casi todas las industrias y la economía mundial en general. Hoy en día, los compresores de aire continúan avanzando en tecnología y diversificando las ofertas para mantenerse al día con las necesidades y demandas siempre cambiantes de las empresas.
Así que, la próxima vez que ponga en marcha su compresor de aire, esta pieza de equipo sofisticado que es una necesidad en las operaciones diarias, piense en el poder de una necesidad y una idea, el rastro de la creatividad humana y la determinación que tomó para llegar aquí.
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