Siguen surgiendo acontecimientos nuevos e inesperados como resultado de la influencia humana en nuestro planeta Tierra. El aumento de las temperaturas marinas está transformando los océanos y produciendo efectos en cascada, incluso hasta para las medusas. En uno de los acontecimientos más sorprendentes, las poblaciones de medusas están aumentando en el mar del Norte. También se están avistando especies que antes eran exóticas en el mar del Norte. El aumento de la temperatura del agua está creando un caldo de cultivo perfecto, incluso para especies raras y nuevas, nunca antes vistas. No obstante, estas proliferaciones de medusas ya están teniendo efectos notables, ya que amenazan cada vez más las infraestructuras y operaciones costeras.
Si bien pocos bañistas ven con buenos ojos su presencia en verano, las medusas representan una preocupación aún mayor para infraestructuras críticas. En los últimos meses, las consecuencias de estos enjambres han perturbado las operaciones en plantas desalinizadoras, instalaciones costeras e incluso centrales nucleares y termoeléctricas. Estos cuerpos gelatinosos a la deriva pueden quedar atrapados, obstruyendo equipos y paralizando algunas infraestructuras.
Recientemente, la central nuclear francesa de Gravelines —la mayor en Europa occidental— se vio obligada a parar en dos ocasiones distintas debido a estos enjambres. Cuatro de los seis reactores entraron en parada de emergencia cuando las medusas obstruyeron las compuertas de admisión de agua marina.
El agua marina es fundamental para refrigerar los sistemas de reactores, pero el volumen y el peso abrumadores de las medusas bloquearon los filtros diseñados para proteger el sistema. Este no fue un incidente aislado. Se han registrado incidentes idénticos con anterioridad en Oriente Medio, Escandinavia y Asia, incluyendo una proliferación colosal de hasta 24.000 toneladas de medusas cerca de nueve centrales termoeléctricas próximas a la bahía de Ise (Japón).
Afortunadamente, existe una solución humana y altamente efectiva: la cortina de burbujas.
Desarrollada por primera vez en la década de 1940 por el ingeniero holandés Johan van Veer, la cortina de burbujas se diseñó originalmente para reducir la intrusión salina en los extensos sistemas de canales de los Países Bajos. Hoy en día, sus aplicaciones van mucho más allá de esa finalidad original.
Una cortina de burbujas es un concepto simple pero poderoso: una tubería perforada, anclada al lecho marino, libera una corriente de aire comprimido sin aceite.
La corriente vertical de burbujas resultante actúa como una barrera física y acústica, desviando a los organismos marinos. Esta técnica inofensiva de distracción evita que las Chrysaora hysoscella (nombre elegante para medusas) sean absorbidas por el sistema de admisión de agua. Las medusas son seres que se desplazan pasivamente. El cambio generado por las burbujas interrumpe suavemente su trayectoria, alejándolas de las infraestructuras críticas sin causarles daño.
Sin productos químicos, sin daños. Solo una distracción segura.
Si bien las cortinas de burbujas se utilizan comúnmente para la contención de ruido y aceite, el control de medusas representa algo nuevo: una aplicación biológica. No se trata solo de impedir el paso de objetos, sino de guiar a los organismos vivos lejos del peligro y haciéndolo con precisión y respeto por el medio ambiente marino.
El aire comprimido es fundamental para esta aplicación. Igual de importante, el uso de aire comprimido sin aceite garantiza un aire limpio y libre de contaminantes, lo cual es esencial para las operaciones en alta mar y terrestres. Los compresores de aire sin aceite de Sullair, tanto estacionarios como portátiles, ofrecen una variedad de soluciones para aplicaciones tanto en alta mar como terrestres. El modelo OFD1550 ofrece una solución portátil muy necesaria de aire sin aceite que se puede transportar por todo el mundo, mientras que la serie DSP brinda una solución eléctrica altamente eficiente para esos requisitos semipermanentes o permanentes.
El cambio climático sigue planteando desafíos inesperados. Puede que las masas flotantes de medusas no sean la primera consecuencia que venga a la mente, pero son un recordatorio impactante del delicado equilibrio entre el progreso humano y el mundo natural. Mediante herramientas innovadoras como las cortinas de burbujas —y los confiables sistemas de aire comprimido que las impulsan— podemos adaptarnos a estas consecuencias impredecibles con eficiencia y respeto por nuestros océanos.
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